Descubrimiento inquietante en el fondo del agujero azul gigante de Belice

El océano alberga todo tipo de misterios, desde cambiaformas "alienígenas" hasta antiguos naufragios.

Y así, cuando Richard Branson y un equipo de científicos llevaron un sumergible hasta el fondo del icónico Agujero Azul Gigante de Belice, se prepararon para ver algunas vistas verdaderamente extraordinarias.

El Agujero Azul es el sumidero más grande del mundo, mide 300 m (984 pies) de ancho y alrededor de 125 m (410 pies) de profundidad pero, hasta la expedición de Branson en 2018, sus profundidades no se habían explorado por completo.

Al multimillonario británico se unieron en su innovador viaje Fabien Cousteau, nieto del explorador submarino pionero Jacques Cousteau, y la oceanógrafa Erika Bergman.

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Su misión era crear un mapa 3D del interior del agujero pero, cuando llegaron al fondo, se encontraron con algunos descubrimientos inquietantes.

Para ser justos, empezaron bien. Lo primero que encontraron mientras avanzaban por el agujero fue una pared de estalactitas gigantes, que eran "impresionantemente hermosas", según Branson.

Luego, a unos 300 pies, perforaron una gruesa capa de sulfuro de hidrógeno tóxico, sumergiéndolos en la oscuridad y cortando el oxígeno del agua a su alrededor.

En una entrevista con CNN, Bergman explicó que una vez que se perfora esa capa, que se forma naturalmente a lo largo de siglos, “se pierde toda esa luz solar caribeña y se vuelve completamente negra”.

En otra parte, Branson lo describió como “extremadamente inquietante” y dijo: “No esperábamos ver ninguna criatura debajo. Pero cuando llegamos al fondo pudimos ver cangrejos, caracolas y otras criaturas que habían caído en el agujero, llegaron al fondo y luego se quedaron sin oxígeno y murieron”.

Mientras el equipo continuaba viajando hacia el abismo, se enfrentaron a los restos de una tragedia.

En una entrevista con Business Insider en julio de 2020, Bergman reveló que encontraron los cuerpos de dos personas que “se perdieron en el Agujero Azul”.

“Encontramos el lugar de descanso de un par de personas”, dijo. “Y con mucho respeto le informamos al gobierno de Belice dónde los encontramos”.

Añadió que "todos decidieron que simplemente no intentaríamos ninguna recuperación", y señaló: "Está muy oscuro y tranquilo allí abajo, [así que] simplemente los dejamos quedarse".

Cuando llegaron al fondo, el equipo encontró algo inesperado y muy desagradable: basura humana.

Según Business Insider, llegó en forma de una botella de Coca-Cola de 2 litros y una GoPro perdida que contenía algunas fotografías de las vacaciones.

“¿En cuanto a los monstruos míticos de las profundidades? Bueno, los verdaderos monstruos que enfrenta el océano son el cambio climático y el plástico”, se lamentó Branson tras el descubrimiento.

“Lamentablemente vimos botellas de plástico en el fondo del agujero, lo que es un verdadero flagelo para el océano”.

El magnate de los negocios dijo que la expedición había ofrecido “uno de los recordatorios más crudos del peligro del cambio climático que jamás haya visto”.

Señaló: “El Agujero Azul está formado por un complejo sistema de cuevas que alguna vez se formaron en tierra firme. Es una prueba de cómo los océanos pueden aumentar rápida y catastróficamente.

“El nivel del mar alguna vez estuvo cientos de pies más bajo. Hace 10.000 años, el nivel del mar aumentó unos 300 pies cuando se derritió una gran cantidad de hielo en todo el mundo. A 300 pies de profundidad se podía ver el cambio en la roca donde solía ser tierra y se convirtió en mar”.

Añadió en su blog: "Esperamos que con este viaje hayamos creado aún más conciencia sobre la necesidad de proteger el océano y abordar el cambio climático ahora, antes de que sea demasiado tarde".

Destacó que no quería que sus nietos “crecieran en un mundo sin corales, sin las maravillas del océano”.

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